
Como decíamos en la entrada correspondiente del pasado año, McCoy es un reputado analista bursátil que desde entonces mantiene una línea basada en la coherencia de marcar la X de la asignación del 0.7% de la declaración del IRPF a la Iglesia Católica.
Este año, vuelve a hacerlo, y queremos dejar constancia de ello porque en nuestra opinión supone un testimonio necesario, del que extractamos la conclusión elemental del final:
Con la Iglesia sé lo que financio y por qué lo financio. No rellenando la casilla a favor de la Iglesia Católica me expongo a la discrecionalidad del Gobierno, de cualquier gobierno, que no hará uso de mi cuota de generosidad teniendo en cuenta mis propios intereses sino mirando por aquellos a quienes conviene subvencionar, bien para que callen o para que griten más fuerte, tanto monta, monta tanto. Y eso, intelectualmente, resulta, en mi opinión, una renuncia absurda y una cesión demasiado generosa respecto a la prácticamente única parcela de decisión que, respecto al destino de nuestros tributos, podemos adoptar.Recordamos es posible marcar las dos casillas. En ese caso se destinará un 0,7% de sus impuestos a la Iglesia Católica y 0,7% a Otros Fines Sociales, sin que esto suponga pagar más impuestos. Con la segunda casilla, dos obras imprescindibles de la Iglesia Católica para los pobres y el tercer mundo, Caritas y Manos Unidas, se beneficiarán de nuestra contribución.
Finalmente, no podemos dejar de reiterar que contribuir al sostenimiento básico de la Iglesia para que pueda continuar realizando su labor tanto a nivel pastoral como social es una obligación de los católicos.
Para entrar en detalles sobre todo esto, recomendamos visitar el sitio web oficial de la conferencia Episcopal para esta campaña: PorTantos.com
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