Lecturas: Números 21, 4-9 // Salmo 77 // Filipenses 2, 6-11 // Juan 3, 13-17
La fiesta que celebramos hoy, es un canto a la esperanza, es fruto de nuestra fe en la Gloriosa resurrección de Jesús. Para no

El pueblo estaba en el desierto, muerto de hambre, de sufrimiento, de abandono... y se revelan contra Dios. Es lo que nos pasa siempre, cuando las cosas no van mal al primero que culpamos es a Dios. El les envia una nueva salvación: Construye un estandarte y el que lo mire quedará salvado de la picadura.
A Cristo, Dios lo ha constituido el nuevo estandarte que quien lo mire, lo crea y lo viva tambien se vera libre de la picadura del pecado y vivirá la Eternidad. La Cruz nos ha traido la Salvación.
La segunda lectura de hoy es un canto precioso al sacrificio de Cristo en la cruz. El no pasó haciendo alarde de su condición divina, no paso como un gran rey o poderoso de la época. Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de Cruz. Por eso Dios le dio el nombre sobretodo nombre: El Mesias, El Salvador.
Releamos este texto, meditemos esta imagen de Cristo en la Cruz y pidamos que con Cristo podamos abrazar nuestras cruces y las transformemos con la Gracia de Dios en Cruz Gloriosa. Que el Señor nos transforme nuestras vidas en exaltacion de nuestra cruz.
Tanto amo Dios al mundo que nos entregó a su propio hijo a la muerte para que nosotros tengamos la vida. Tanto nos ama Dios que sigue entregando su gracia, su presencia, su Eucaristia y su perdón para que nosotros tengamos la vida eterna.
Exaltación de la cruz, gloria de Cristo que supone la exaltación de nuestras cruces hasta convertirlas en camino de nuestra redención.
Ojalá nosotros descubramos que la Cruz es la única manera de salvarnos, de redimirnos, de alcanzar la Gloria Eterna.
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.
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