sábado, 7 de agosto de 2010

La confianza en Cristo, prueba de nuestro amor por Él

XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Sap 18, 6-9 // Salmo 33 // Hebreos 11, 1-2.8-19 // Lucas 12, 32-40.

Queridos hermanos y hermanas:

En este domingo decimonoveno del tiempo ordinario las lecturas de la Palabra de Dios que se proclaman en la Eucaristía nos llaman a replantearnos nuestra opción personal de fe.

Parece algo muy transcendental pero creo que es mucho más personal, íntimo y vivencial. Personal, porque no se trata de creer, de celebrar, de hacer lo que se ha hecho siempre. Se trata que yo, personalmente, con mis circunstancias, opto por Jesucristo, opto por creer, vivir, y proclamar el Credo, la fe de la Iglesia. Es algo íntimo, la fe es una opción de confianza plena en Aquel en quien confio, en Dios. Es una experiencia desde lo más hondo del corazón. Conocí a un jóven que estaba estudiando teologia y no tenía fe. El estudiaba esa carrera porque en ese momento era lo que le veía futuro y le interesaba pero no creia, no amaba, no sentía nada de lo que estaba estudiando. Aquel joven, cuando terminó su carrera tenía la misma preparación intelectual que cualquier sacerdote, tenía sus estudios. Pero le faltaba algo esencial para que esos estudios tuviesen vida: la fe.
A nosotros nos puede pasar lo mismo, podemos tener un conocimiento intelectual perfecto de Jesús, de la Iglesia, de la Doctrina y del Catecismo. Podemos haber leido multitud de vidas de santos, de documentos papales... Pero eso no garantiza de ningún modo, que tengamos fe, que tengamos esa experiencia personal e íntima de encuentro, de amor, de presencia de Jesús en nuestras vidas. El cristiano no es un erudito, es un enamorado de Cristo. La fe, es una entrega confiada en brazos de Aquel a quien amamos y sentimos y sabemos experiencialmente que nos ama.

La carta a los Hebreos que escuchamos hoy, nos recuerda esa confianza plena que supone la fe. La fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve.
Aunque pueda parecer que esta experiencia de fe es algo reducido sólo a los santos, me gustaria que pensemos por un momento en nuestros amigos, en los verdaderos amigos que tenemos. Conocidos tendremos muchos, amigos de verdad unos cuantos. Pensemos por un momento como confiamos en esos amigos, como sin estar con ellos estamos seguros que hay cosas que no harían ni nos harían. Tenemos fe, confianza en ellos y no tenemos que estar demostrándolo minuto a minuto.

La amistad con Cristo es exactamente igual, no amamos más a Cristo porque nos sepamos de memoria muchas cosas. Amamos más a Cristo cuando confiamos en él, cuando sentimos que está a nuestro lado, cuando compartimos con él nuestra vida. Confiamos plenamente en él porque le amamos y le amamos cada día más porque no defrauda nuestra confianza.

La Carta a los Hebreos, nos hace realidad esta definición de fe poniéndonos ejemplos de hombres y mujeres que a lo largo de la historia han confiado plenamente en Dios y han vivido entregados a Él. Hombres y mujeres que han amados con toda su alma a Dios y han sentido la verdad del Amor que Dios les tiene.

Yo quiero pedirle hoy a Dios que todos y cada uno de los que formamos la gran familia del Beato Álvaro de Córdoba pasemos a engrosar esa lista de hombres y mujeres entregados a vivir la fe, la confianza y el Amor en Cristo. Que el Señor nos conceda crecer en nuestro amor a Jesús, en nuestro trato con Él, crecer en nuestro compromiso cristiano.

El evangelio de hoy nos hace hincapié en cómo debemos vivir el día a día, no para quedar bien en momentos puntuales, más bien en vivir continuamente ocupandonos de las cosas del Señor, del amigo que nos ama y a quien amamos. El amigo que nos quiere y que confia plenamente en nosotros y nos ha puesto al frente de nuestras vidas para que las vivamos como a Él le gusta y desde Él para siempre.

Que el Señor nos conceda a todos vivir este domingo con un verdadero deseo de crecer en nuestra amistad con Dios, nuestra fe en él y nuestra entrega a los hermanos.
Feliz día del Señor a todos, que Dios os bendiga.
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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